La participación ciudadana permite a las personas jóvenes involucrarse activamente en los procesos democráticos y actuar como agentes de cambio en sus comunidades. A través de este ejercicio pueden expresar sus inquietudes, promover propuestas innovadoras y defender sus derechos, lo que fortalece su sentido de responsabilidad cívica y empoderamiento.
La participación activa no solo garantiza que las juventudes tengan voz en los asuntos públicos, sino que también fomenta el aprendizaje de roles de liderazgo y contribuye al desarrollo social, político y económico de sus entornos.